Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque Steglitz en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca. Kafka se ofreció a buscar a la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar. Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita por la muñeca" y se la leyó cuando se reencontraron:
- “Por favor NO me llores, he salido de VIAJE para ver el mundo, te voy a escribir sobre mis AVENTURAS“. Este fue el comienzo de muchas cartas.
Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca. La niña fue consolada y cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca, pero obviamente se veía diferente de la muñeca original. Entonces una carta adjunta explicó:
- "Mis viajes me han CAMBIADO“.
Muchos años más tarde, la niña (ahora crecida) encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca. En resumen decía como moraleja:
- "Cada cosa que amas es MUY probable que la pierdas, pero al FINAL el amor volverá de... una forma DIFERENTE“.
Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca. La niña fue consolada y cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca, pero obviamente se veía diferente de la muñeca original. Entonces una carta adjunta explicó:
- "Mis viajes me han CAMBIADO“.
Muchos años más tarde, la niña (ahora crecida) encontró una carta metida en una grieta desapercibida dentro de la muñeca. En resumen decía como moraleja:
- "Cada cosa que amas es MUY probable que la pierdas, pero al FINAL el amor volverá de... una forma DIFERENTE“.
Fuente : La Red
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