miércoles, 1 de abril de 2020

MEMORIAS



Marzo 31-2020

Día 7

Empieza a hacer su trabajo el encierro.  Bajita de ánimo, yo que siempre fui tan “echada para adelante” como dice mi madre.

Es una eternidad la bendita cuarentena.

Apenas hace unos días yo sabía todo de mi vida.  Pensaba… mañana esto, la semana entrante tal cosa y la otra semana tal otra.  Tenía completo control de mis cosas, de mi vida.

Ahora miro por mi ventana y sin dejar de ver lo hermoso de tanta quietud, me angustio.  Como cabeza de familia debo ser fuerte y asegurar a mis afectos que todo estará bien.

Es noche, el silencio abrumador del día es ahora sepulcral, se empiezan a apagar las luces en las casas y solo quedan los faroles y la angustia del mañana arremete fuertemente.

Necesito un abrazo, pero no de cualquiera, un abrazo de alguien que de verdad me quiera y que me diga que todo va a estar bien.  Extraño a mi nieto, sus abrazos, sus caricias.

Que frágiles somos.

Leo las noticias y no son alentadoras.  Es casi seguro que aumentarán las cuarentenas y se requerirá de nosotros una gran resistencia emocional y física.  La tenemos?

En la frivolidad de las redes veo que alguien se ganó un concurso de millones, que un deportista se compró un auto de otros cuantos millones y de que la modelo aprovechó éstos días para ir a los Alpes a tomarse fotos, en fin, cosas de éste mundo frívolo e indiferente.

Entendemos lo que está sucediendo?

Reconfortan las llamadas de los amigos, esa charla virtual tan especial y tan cercana de tu persona favorita,  y ese comentario alentador de algunos clientes que en algún momento valoraron tu trabajo.

Pero es sólo una noche más, amanecerá y mañana será otro día lleno de promesas.

Dormiré si, pero pensando en los días felices, los hermosos recuerdos, lo bonito de estar viva.
 
Rebeca.





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