Escribo desde mi humilde punto de vista. No soy una experta en tema político, más bien
esquivo el tema porque me siento altamente decepcionada.
Pero trataré de ser objetiva.
Por estos días he estado atenta a Hilary Clinton. La admiro y pienso que seguramente será una
buena presidenta si el payaso republicano no se apodera del cargo.
Aún recuerdo cuando en 1995 , en la Asamblea sobre las
mujeres de las Naciones Unidas, desafió al mundo entero con su discurso sobre
los derechos de las mujeres en el mundo y si miramos con detenimiento, las
cosas han cambiado y mucho. A partir de
ese discurso, se despertaron conciencias.
El postularse nuevamente, después de haber sido vencida por
Obama, es un verdadero acto de fe y merece el triunfo, ya que ninguna mujer ha
llegado tan lejos, y es muy importante que una mujer llegue a la casa blanca y
esa mujer sin duda alguna, es ella.
Ella lucha por la igualdad de derechos de género, que a la
final son los derechos humanos y las mujeres somos humanas.
Se inició una agenda y aunque se han logrado avances, hay
que continuar, ya que los asuntos de
las mujeres por siglos han sido temas de menor importancia o asuntos
sentimentales en lugar de ser centrales.
Hay que reconocer que el número
de mujeres en posiciones de poder en
el mundo desarrollado y los países en vía de desarrollo es alentador. Las mujeres están luchando en partes del
mundo donde antes no lo hacía y lo están haciendo por sus derechos.
"Todavía tenemos mucho por
hacer, y no nos vamos a desviar del camino, no importa que pase en el mundo,
nosotras debemos continuar con esta agenda", dijo
Hilary.
Sólo el
tiempo dirá si esta agenda podrá llevar a Clinton a la Casa Blanca, rompiendo de
esa manera el techo de cristal más alto de todos.
En todo caso, yo también le pongo
toda mi fe, a ésta mujer representante de las mujeres que estamos “empoderándonos”.
Rebeca
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