Mayo
13-2020
Una nueva
semana de confinamiento por cuarentena covid19
Todos han
cambiado, su físico, sus hábitos, sus costumbres, sus rutinas.
Mi padre
anda mala leche, más que nunca.
Acostumbrado a salir a la calle con cualquier disculpa además de pasear
a su perro, ahora no puede hacerlo, con sus 95 años está entre la población más vulnerable. De una persona con quien se podía hablar de
cualquier tema, ahora solo refunfuña y se ha convertido en una persona huraña.
Yo nunca
he tenido rutinas, siempre he tratado de reinventar cada día pero con
disciplina. Sé que debo aprender algo
nuevo cada día, hacer ejercicio, alimentarme y dormir bien, eso entre mis
jornadas laborales, pero nunca en días y horas señaladas. No me gusta la gente tan predecible que uno
puede saber lo que está haciendo a determinada hora, no va conmigo.
Cuando
salgo a caminar, trato de tomar siempre un sendero diferente, puedo estar días en
silencio, otros sin salir de casa y puedo sentarme en mi computador y navegar
por horas, siempre encuentro algo nuevo que me asombra. Conservo intacta mi capacidad de asombro.
Pero ahora
todo es distinto, el silencio desde muy tempranas horas en la mañana, donde están
mis vecinos? Parece un barrio fantasma.
Se escuchan
pájaros a horas inusuales y todo huele a melancolía, la poca gente que te
encuentras en una de las liberaciones, toda anda disfrazada de ninja, ni te
miran, ni te hablan, todo el mundo ensimismado.
Mis
emociones andan de fiesta, mi creatividad extraviada y mis hormonas en
desorden.
He hecho
labores a las que antes les “sacaba el cuerpo”, ahora mi closet está muy
ordenado, mi jardín florecido y plantas nuevas, puedo mirarme en el brillo del
piso y he aprendido una que otra receta.
Mi profesora de violín me ha llamado a ofrecerme clases por internet… No
les veo futuro, pero pienso que para las dos será importante intentarlo.
Me he dado
varios banquetes de música y me he deleitado por horas con el cantante del
momento:
Dimash Kudaibergen y he quedado totalmente enamorada de tan perfecta
voz.
Ahora los días
son más largos y alcanza para todo, hasta para hablar por horas con amigos
entrañables a distancia.
Pero hace falta algo…. El calor de la caricia, la cercanía del amigo, el abrazo de la amiga, la caricia de la madre, la broma del hermano, la mirada profunda, el roce, los abrazos de los niños, sus lagrimas y robarles luego una sonrisa.
Cada día,
es un día más de triunfo sobre el virus, aunque las cifras en algunos lugares
digan que vamos perdiendo ésta batalla.
Hoy, una
vecina vino a verme, antes era yo la mujer más amable y hospitalaria y me
descubrí que mientras ella daba un paso adelante, yo daba dos pasos atrás para
marcar distancia. Me odié después de esto.
Ese será nuestro futuro?
Rebeca.
Ojos tristes perdidos
En la oscuridad
Extraño las lágrimas
La fuente de mi creacion
Mi alma libre
Del espacio y el tiempo
Listo para cruzar
Dimensiones sin fin
Así que llévame alto
Y abrázame fuerte
De días vacíos
A la luz
Muéstrame estrellas
Océanos de amor
Muéstrame el camino
Para llegar al centro de mi vida
Así que llévame alto
Y abrázame fuerte
De desiertos vacíos
A la luz
Llévame a casa
De vuelta a mi alma
Dame alas de oro
Así que puedo
Tocar el cielo
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