sábado, 14 de julio de 2018

CRISIS EXISTENCIAL


Solía pensar que la musa de la inspiración se encontraba en las personas, pero no, está en cualquier parte, en las cosas, en el aire.  A veces se  esconde, pero cuando sale, debes atraparla pronto antes que se evapore nuevamente.
Ocurrió hoy.  Después de muchos días de vacío de letras, la musa de la inspiració0n vino a visitarme y lo hizo a través de una canción: S.O.S. d´un terrien en Détresse  (Llamada de auxilio de un terrícola )
En el tema percibí : una crisis existencial. 

 La letra nos habla de un soñador de alguien que no se siente a gusto con la vida ni con la persona que es. Le gustaría ser un pájaro para ver el mundo desde el cielo, o que este se diese la vuelta para ver si así lo comprende. Desearía que alguien desde otro mundo se comunicase con él para que le explicase sus dudas o que la vida fuera tan simple como los tebeos. Él no quiere ser un robot que lleve una vida monótona y gris, pero como no sabe cómo cambiar vive en el mundo de los sueños para ver si allí encuentra sus respuestas, y ¿quién dice que no están allí?  Algo asi como una crisis existencial.


Y que es?

Una crisis existencial es un periodo en la vida de una persona caracterizado por profundos cuestionamientos acerca de las razones que motivan y rigen los actos, decisiones y creencias que constituyen su existencia.

Como tal, es un concepto que deriva del existencialismo, una corriente filosófica que postulaba que el conocimiento de la realidad se fundaba en la experiencia propia del individuo con su realidad inmediata, y se proponía indagar sobre el significado de la vida.

En este sentido, la crisis existencial surge como consecuencia de la duda existencial, que se plantea la interrogante fundamental: ¿cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué estoy en el mundo? ¿Qué hago con mi vida? ¿Para qué vivir si todos vamos a morir? ¿Soy feliz? Preguntas que llenan al individuo de profunda ansiedad y angustia.

De allí que los individuos que atraviesan crisis existenciales se caractericen por sentirse permanentemente vacíos, desanimados y desmotivados; atraviesen periodos de intensa tristeza y desasosiego, y se les desate un temor consciente o inconsciente asociado a la idea de la muerte.

Muchas veces, las crisis existenciales son producto de no obtener respuestas satisfactorias a la duda existencial, o de caer en la cuenta de que las respuestas que se tienen han perdido su validez o se han ido desgastando con el tiempo y, en consecuencia, han dejado de tener efecto en nuestro ánimo.

Por esta razón, la crisis existencial obliga a la reflexión sobre nuestra vida y nuestras motivaciones, sobre la felicidad y la autorrealización. Vivir sin un sentido, o la sospecha de que se vive sin un sentido, también alimenta y desata la crisis.

No obstante, la búsqueda de respuestas es también difícil. Como todo momento de crisis, este trae consigo la posibilidad de profundos cambios, así como la probabilidad de acceder a niveles de conciencia sobre la vida antes desconocidos. La conciencia acerca de la finitud de la existencia, la inminencia de la muerte y la necesidad de dotar de sentido el tránsito por la vida antes de enfrentar la incertidumbre de la no existencia, son algunos de los aspectos que, gracias a la crisis existencial, el individuo empieza a considerar.

Una crisis existencial afecta profundamente la vida de una persona en todos sus niveles: valores, objetivos, motivaciones, virtudes, creencias e ideas, todos entran en conflicto y todos son sometidos a reevaluación. La persona está en un proceso de renovación, de encontrar su lugar en el mundo, de sentirse mejor consigo misma y con los demás.

Ahora bien, no todos los individuos padecen crisis existenciales y no todos los que las sufren las viven de la misma manera. Hay quien la experimenta durante breves periodos, que se circunscriben a etapas específicas de la trayectoria vital; hay quien, por su parte, pasa su vida acuciado por ellas. 

Tampoco hay, por demás, edad cierta para sufrir una crisis existencial. Puede presentarse a los 20, a los 30, a los 40, a los 50, a los 60, etc, y se vincula su aparición con momentos de la vida en que necesitamos tomar decisiones, cambiar modos de vida, etc.

En este sentido, la crisis existencial tiene un inmenso potencial para transformar positivamente la vida de una persona, pues, cuando es bien resuelta, dota al individuo de una autosuficiencia moral que le proporciona las herramientas para afrontar en adelante la existencia.

Uno de los hallazgos más saludables para quien vive una crisis existencial es encontrar un proyecto vital en el cual verter sus esfuerzos, que le dé dirección a sus acciones. La identificación con doctrinas filosóficas o religiosas, en estos casos, pueden ser de gran utilidad a la hora de orientar los propósitos existenciales del individuo.

Pero de una cosa estoy segura y es de que las crisis existenciales son buenas si se encaminan bien y se toman decisiones de cambio para bien, para mejorar, identificar la angustia de tu propósito vital, del por qué no eres feliz teniéndolo todo y no desconsolarte si no encuentras pronto las respuestas. 

Y es que las crisis existenciales no dejan de ser un peligro silencioso y traicionero, pero hay que tener claro que tú tienes el poder de elección y eres tu responsabilidad.

Vive con quien te haga feliz, haz lo que te hace feliz y aprende a vivir con congruencia.

Dios te vea.  Rebeca.



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