viernes, 25 de mayo de 2018

MUJERES COLOMBIANAS, VAMOS QUE SE PUEDE ¡¡


Han sido unas semanas duras para los colombianos.  Por un lado lo de la presa Hidroituango y la calamidad que ha logrado detenerse, o al menos así parece, y por el otro lado la polarización política en el país y las campañas a la presidencia que nos acosaron durante todos éstos días en las redes sociales, en la prensa, en la radio etc. Etc.  La sola idea de que el socialismo llegue a nuestro país, es para quitarle la paz a la persona más sensata.

Semanas pesadas, si, pero hoy quiero hablar de las mujeres en la política colombiana que poco a poco van emergiendo como lideresas.

Me viene a la cabeza una pregunta: La mujer colombiana está preparada y tiene la capacidad para asumir la jefatura del estado?  Las vemos en el congreso, en el senado y en las fórmulas presidenciales y poco a poco se han ido abriendo camino en un espacio que siempre ha sido ocupado por varones.

Si tenemos en cuenta el  denominado “techo de cristal” como  “el conjunto de prácticas y maniobras que dan como resultado que las mujeres sean desestimadas para el poder”, a lo que agrega  Amelia Valcárcel: “desestimadas no por la red formal de acceso a él sino por otra red informal poderosa, que juzga la habilidad requerida y que, en opinión, de quienes proveen los puestos, la candidata no posee”.

La política sigue siendo un espacio para los hombres. En el caso colombiano, basta fijarse en algunas cifras para confirmarlo. Sólo hasta 1957 las mujeres pudieron salir a votar, y desde ese año hasta hoy, el porcentaje de mujeres en los cargos de elección popular, como alcaldías, gobernaciones, asambleas, concejos y el Congreso de la República, no supera el 22,5 %.
En la sociedad colombiana siguen existiendo obstáculos para el acceso de las mujeres a estos cargos en la política, entre los cuales están: la permanente utilización de prejuicios y estereotipos culturales; los obstáculos para seguir una carrera política; los conflictos para conciliar la vida pública y laboral con la familiar y personal; el poco interés de los políticos en permitir la equidad de género y un mayor liderazgo de la mujer; el comportamiento de los partidos así como la forma de hacer política.

Por ello, experiencias como la campaña “Toma partido por los derechos de las mujeres”, la Red de Alcaldesas, la Red de Concejalas, la Red de Mujeres Ciudadanas, la Red de Mujeres Afrocolombianas y la Fundación Mujeres por Colombia es muestra de que es posible que las mujeres alcancen un mayor protagonismo en la política.

Pero dejo claro que más mujeres en la política no implica una mayor participación en las agendas públicas y políticas. De ahí la importancia en avanzar en que las mujeres ocupen más cargos de toma de decisiones y de injerencia en temas más allá de los sociales.
Pero mientras tanto, podemos ejercer derechos y uno de ellos es el derecho al voto y más ahora, cuando estamos al borde de caer en garras del socialismo, populismo o en definitiva, el comunismo, que tanto daño ha hecho en toda Sudamérica.

El próximo domingo salgamos todas a votar .En Colombia la mayoría de la población somos mujeres según las estadísticas, así que talvez nosotras tengamos en nuestro poder elegir al presidente.  Pero…hagámoslo a conciencia, miremos programas de los candidatos, la viabilidad de estos programas, no podemos permitir que nuestra hermosa Colombia caiga en manos de personajes adiestrados por el comunismo y/o "castro chavismo ",  que solamente nos llevaría a una pobreza cercana a la miseria según la experiencia en Venezuela.

Es el momento de hacernos sentir con fuerza y determinación y lo podemos hacer a través del voto,  podemos aconsejar a nuestros parientes y darles claridad,  y así salvar nuestra querida Colombia.

¡Vamos que se puede ¡

Rebeca,



domingo, 20 de mayo de 2018

CADA QUIEN DA LO QUE TIENE EN EL CORAZON.

" Siente cómo el sol, surge la ilusión. Fabula ancestral, música inmortal... Bella y Bestia son."  Mrs.Potts.



Regalar es una mezcla de arte y ciencia, y para hacerlo bien hay que conocer al otro y también adivinarlo: porque si sabes exactamente cómo es, qué cosas tiene y cuáles le faltan, es más fácil acertar. “Lo fundamental cuando vas a comprarle algo a otro es olvidarte completamente de ti y de tus gustos”.

“Muchos regalos fracasan porque nos olvidamos de la persona a la que se los vamos a hacer, como si de lo que se tratase fuera de disfrazarla de nosotros. Y lo que hay que intentar es lo contrario, entender que lo que importa no es lo que tú comprarías, sino lo que ellos quieren.
Y cuando llega esa hora, la de dejarse a uno mismo al margen y ponerse en el lugar del otro, ¿quiénes regalan mejor? ¿Los hombres o las mujeres? “Las mujeres, que supuestamente somos mucho más predecibles y más fáciles de descifrar en ese terreno", continúa la autora de Inés y la alegría, “cargamos más con cosas que no nos apetecen, porque hay una serie de regalos tipo, como los perfumes, que a mí por ejemplo no me gustan, y que según las leyes de la publicidad se supone que son infalibles. A lo mejor es que como a los hombres, por lo general, les gusta menos ir de compras, lo que les ocurre es que al final van más a tiro hecho, son más convencionales y siguen más los modelos”.

Seguro que cualquiera que eche la vista atrás o mire su armario se dará cuenta de que la incompatibilidad de caracteres entre nosotros y lo que nos regalan se produce demasiado a menudo, en unas ocasiones porque nos dan algo por puro compromiso, o comprado en el último momento, y en otras porque hay gente que nos desconoce de toda la vida. Es cierto que a veces abres un regalo y en lugar de dar las gracias te dan ganas de decir: pero ¿quién te has creído que soy yo? Los que sí lo saben no ignoran que lo que más me gusta son los objetos familiares, cosas que no tienen un gran valor económico, pero tienen recuerdos dentro. 

En cuanto a mí, lo tengo clarísimo: yo regalo para triunfar, para que el otro tenga algo que le vuelve loco o algo que necesita de verdad. Y como los regalos tienen dos caras, también algo que, a ser posible, sea como un resumen o una maqueta de lo mucho que lo quieres, de lo bien que le conoces. Lo que sí he aprendido es que a veces para conseguirlo hay que saber esperar hasta que ese regalo aparece, sin dejar que las fechas te metan prisa. Precipitarse y acertar no suelen ser cosas compatibles”.

Todo un mundo el de los regalos. Rompes el envoltorio y nunca se sabe que vas a encontrar dentro. ¿Será verdad que nadie conoce a nadie?

Pues resulta que algunas personas si te conocen, te escuchan y te quieren.  El regalo de mi hijo el día de las madres me hizo llorar, pero de emoción, de alegría.  

Alguna vez vi en internet la tetera y el pocillo  de “La bella y la Bestia”, me pareció algo lindo curioso y bien logrado.  En alguna conversación hace mucho tiempo le dije a mi hijo que algún día tendría a Mrs Potts y a Chip y seguimos hablando de otra cosa.

Llegó en la tarde del día de madres, me abrazó y me entregó mi regalo ¡Allí estaban ¡¡  La hermosa Tetera y el pocillo fabricados en hermosa porcelana por Walt Disney y ya se imaginan mi alegría.  Ahora están conmigo y siempre que los miro me traen una sonrisa a mis labios, la sonrisa que me regalo mi hijo.

Rebeca,

viernes, 4 de mayo de 2018

LAS LLUVIAS DE MAYO




Todavía hoy, tras muchas lunas transcurridas, recuerdo cuando, niña al fin, entonaba con gran fervor una canción reclamando la llegada de las aguas que derramaba el cielo: Que llueva, que llueva, / la Virgen de la Cueva, / los pajaritos cantan, / las nubes se levantan, / que sí, que no, / que caiga un chaparrón…

En mi ciudad, llueve con frecuencia gran parte del año, especialmente en mayo y en los meses correspondientes a la temporada ciclónica (junio – noviembre), por lo que estaba convencida de que la invocación era escuchada por la deidad a la que implorábamos. Entonces seguía un delicioso baño en el aguacero.

Es mayo, mes de sol, mes de repentinas tormentas.

Ayer vino la lluvia. Estaba sentada frente a la ventana, los codos apoyados sobre el escritorio, las manos sostenían el mentón. Miraba los árboles y las ardillas que correteaban entre las ramas. Ayer vino (de súbito y con rabia) la lluvia. Había renunciado a escribir y me había sentado a contemplar la vida que bullía fuera de la ventana, para ver si así las para ver si así las palabras, el ritmo y la melodía se ponían de acuerdo, para ver si así firmaban un pacto de paz y daban paso a la armonía y se suscitaba ese milagro, ese prodigio de instante, ese portento de tiempo y espacio.

Pero vino la lluvia, llegó tu recuerdo. Y tú no estabas. Estabas pero no estabas. Y la lluvia cayó sobre los árboles y sobre las ardillas. Y de las ramas de los árboles caía otra lluvia, llena de insectos y grumos y restos, gotas que arrastraban moléculas de hoja y hormiga. Y esa agua caía sobre la tierra oscura, una tierra que nunca hemos pisado, que nunca hemos recorrido.

Deberíamos averiguar finalmente dónde están los senderos, deberíamos, ya exhaustos y llenos de verde y viento y lluvia, abrazar los árboles.

¿Lo haremos algún día? Ayer llovió. Sí. Recuerdo que como a mi, te gustaba la lluvia.

No sé cómo (pero saber cómo, tampoco importa demasiado) pude asociar el olor de la tierra mojada de “ agua lluvia “  con tu carcajada y las lluvias que aún a distancia nos ingeniamos compartir.

Mayo tiene fama de agradable, pero llueve.

Yo asocio el olvido con la lluvia, con los recuerdos de amores idos y con la alegría de haberlos vivido, y a fin de cuentas, el olvido es lluvia que cae.

Lluvias de mayo…sorpresivas, persistentes, con olor a melancolía.

Rebeca.