lunes, 21 de agosto de 2017

DE AMOR SE VIVE




Lunes feriado en mi país, día de aclipse, y yo en mi lectura matutina y disfrutando un humeante y delicioso café.  Me encontre ésta entrevista, guión de una pelicula, que data del año 82, que yo no conocía y que logró inquietarme e invitarme a una sana reflexión.

Y si dejamos tanta malicia, tanta maldad y recordamos cuando éramos niños ?

“D’amore si vive” (de amor se vive) de Silvano Agosti es una película – documental realizada en 1984 que en su día tuvo que ser subtitulada en varias lenguas debido a la demanda del público. Se trata de una serie de entrevistas que ocupan más de nueve horas de grabación, con varios personajes marginados de Parma (Italia) que se desarrollaron en el Ayuntamiento de la ciudad.

El documental resulta ser una búsqueda sobre la sensualidad, la ternura y el amor, que tuvo y tiene mucho interés por su valor sociológico y artístico. Franck tiene nueve años, y su entrevista ocupa una parte muy importante de “De amor se vive”. Después conocer a este niño, la principal conclusión a la que llego es que los peques (si les dejamos) son capaces de explicarse con muchísima sencillez, honestidad y claridad, comparados con los adultos que muchas veces tendemos a eludir la verdad, y le damos mil vueltas a cualquier cosa convirtiéndolas en algo realmente complicado.
No creo que deba explicar lo que nos cuenta Franck, porque si os interesa lo vais a ver y no os quitará tiempo (dura sólo 12 minutos). Este niño parece más mayor de lo que es por lo bien que expresa sus ideas, que parten todas de la sinceridad y la pureza infantil.

En Peques y Más hemos comentado que la sexualidad infantil existe, y para nosotros no es un tema tabú (¿o si?), pero reconozco que he descubierto al ver el vídeo que no estaba preparada para escuchar a un niño tan pequeño hablando del placer y de la felicidad que se obtiene al besar o tocar a quien se desea. He sentido más sorpresa que rubor, pero una vez superados me he recordado teniendo pensamientos parecidos, quizás con dos o tres años más de los que él tiene.

Franck también nos habla de lo aburrido que es el colegio porque sólo hay media hora de recreo (como ahora, tampoco han cambiado mucho las cosas), y además los niños están como enjaulados y no pueden jugar, y vivir… que es lo que ellos quieren. Reconoce que los niños si que tienen que estudiar, pero en su opinión la escuela está mal organizada. Tiene claro todo lo que aprendería si fuera libre para viajar a otros países y conocer otras formas de pensar.

Para finalizar pone la guinda en el pastel cuando a la pregunta del entrevistador “¿Por qué crees que los adultos tratan a los niños como si fueran tontos?”, el niño responde “porque creen que no sabemos hacer las cosas”. Está convencido (y yo también) de que los peques cuando quieren pueden ser superiores a los mayores, ya que imaginan las cosas bonitas y puras… no como los adultos “que son maliciosos”.El contenido de este fragmento pierde su encanto si lo transcribo, así que os invito a conocer a Franck. Es tan espontáneo y directo que no nos quedará más remedio que reflexionar acerca de sus palabras. Espero que os guste. Me pregunto si no deberíamos empezar a dejar que los niños nos enseñen, para ello debemos estar dispuestos a escuchar.


Fuente:  La Red.

domingo, 20 de agosto de 2017

COMO VIVIR UN GRAN AMOR ( y no morir en el intento...)

Me gusta leer en las mañanas, lo que sea, menos noticias, esas tienen el poder de alterarme el ánimo, asi que prefiero leer cosas diferentes.  Hoy me encontré éste artículo en internet y me pareció interesante y hasta un poco reflexivo.  Se los comparto.




PARA VIVIR UN GRAN AMOR


A pesar de todo, los humanos insisten en un vínculo tan difícil pero tan interesante. Así lo cree Sergio Rodríguez, psicoanalista lacaniano de gran prestigio. Rodríguez fue docente del posgrado de Psicología en la UBA y en La Plata, dirige la revista "Psyche Navegante" y sus dos últimos libros son "Pollerudos. Destinos de la sexualidad masculina" (con Ricardo Estacolchic) y "En la trastienda de los análisis". Antonio Tabucchi acaba de publicar una novela deliciosa (Se está haciendo cada vez más tarde), en la que se cruzan cartas infinitas de amantes siempre insatisfechos. "Es que el amor es siempre desencuentro, incomunicación, malentendido", ha dicho. Buscando en Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes, encuentro: "El discurso amoroso es hoy de una extrema soledad". ¿El amor es como cree la literatura, un vínculo casi imposible?

—Sí, el amor es imposible. Sólo contingentemente se establece. Y es imposible, justamente, porque se establece sobre la base del desencuentro, aunque sus protagonistas creen que es sobre la base del encuentro. Hay una frase de Lacan, que nos resultó compleja a todos los lacanianos y mucho más a los inexpertos en sus dichos: "El amor es dar lo que no se tiene a aquel que no lo es". Me parece que es la frase que expresa más radicalmente el desencuentro.

Suena muy pesimista... ¿Qué significa exactamente?

—Cuando se recibe el flechazo de Cupido suele ser porque imaginamos o creemos detectar en la otra persona aquello que a nosotros nos falta; por eso nos abalanzamos a tomarlo. Como al otro suele ocurrirle lo mismo, nos encontramos con que también se nos acerca buscando lo que cree que tenemos, ofreciéndonos lo que a él o a ella le falta. En el encuentro entre dos carencias, surgen los primeros malentendidos. De cómo éstos sean piloteados por la pareja dependerá que entre ellos se estabilice o no el amor.

¿Pero realmente uno llega tan desorientado al amor?

—Le voy a poner un caso extremo. Por ejemplo, el de aquellos que padecen algo que podríamos denominar como formas de orfandad. No necesariamente son hijos de padres muertos prematuramente. Pueden ser hijos de padres que han sido poco padres, o porque han estado atrapados más por otro hijo, o entre ellos mismos. Entonces, ese "patito feo" busca pareja desde esa orfandad. La otra parte siente que esa persona sabe sobre la orfandad, porque la ha sufrido, la ha vivido.

Descuenta entonces que va a entender su propia orfandad. Pero en realidad lo que se encuentran son dos orfandades, buscando, entre comillas y metafóricamente, aquellos padres que no tuvieron. Por lo tanto, lo más fácil que ocurra entre ellos es el desencuentro. Porque, por supuesto, lo que uno va a encontrar en el otro es el pedido de padre, y no el otorgamiento de padre. Quizás usted piense que es un ejemplo muy radical, pero no infrecuente. Por eso, los psicoanalistas, desde Freud en adelante, diferenciamos enamoramiento de amor.

¿Dónde radican las diferencias?

—El enamoramiento es ese momento pleno del flechazo, donde está la absoluta seguridad de que se encontró lo que se buscaba. Hasta que, por supuesto, la convivencia o el compartir más momentos de la vida empieza a hacer aparecer lo real de la cotidianeidad. Ahí, el enamoramiento se transformará en amor, con todo un movimiento en la pareja de elaboración del desencuentro, o sobrevendrán la desilusión, el alejamiento y la ruptura.

¿Elaborar implica hacerse cargo racional, intelectualmente, de los límites del amor?
—No, cuando digo elaboración no me refiero al terreno intelectual del pensamiento, sino a esa posibilidad de soportar el desencuentro y las fallas, porque se empieza a advertir que hay otras cosas que van pasando al primer plano y dan el soporte necesario para poder soportar, valga el juego de palabras.

Si uno sigue buscando ejemplos en la literatura, encuentra que el amor implica por lo general sufrimiento. Pienso en Werther o en Madame Bovary. Ahora parece que prima el desencuentro, por lo que dicen desde Tabucchi hasta usted. ¿Es más difícil amar hoy?

—Me parece que sufrimiento y desencuentro existieron siempre, pero que quedaban más velados. Las costumbres sociales no incluían la separación (es un "invento" reciente) y los matrimonios solían transformarse en un ministerio de Relaciones Exteriores o de las Fuerzas Armadas, según las circunstancias. Por eso, lo que solía aparecer era la segunda casa para el varón y los amantes furtivos para la mujer. Todo eso velaba, insisto, las zozobras del amor.

Realmente, ¿nunca hay racionalidad en el amor?

—Habría que ver a qué racionalidad se refiere usted, porque la palabra razón es fuertemente plurisémica. Si usted piensa en la razón del pensamiento, no, no hay racionalidad. Tan es así, que una de las cosas que observamos los psicoanalistas más frecuentemente son esas parejas que se proponen "construir el amor". Fracasan horriblemente. Y no sólo eso: la pasan muy mal todo el tiempo que están tratando de construir el amor.

¿Como si fuera un trabajo?

—Exacto. En ese sentido, no hay razonabilidad posible. El amor ocurre o no, no lo construimos. Ahora, si lo pensamos desde el lado de la razón matemática, podemos sospechar que existe un ordenador, que más allá de la conciencia de cada uno de los dos participantes en la pareja da razón a ese amor. Gracias a ese ordenador aparecen muchas cuestiones que implican encuentros y acuerdos que van supliendo, precisamente, esos desencuentros de los que hablábamos inicialmente. Entonces, uno a veces descubre que una pareja que se enamoró suponiendo equis cosa uno del otro, algunos años después ataron un fuerte lazo de amor que no se basa en los datos iniciales por los que se enamoraron. Pero ambos vivieron situaciones de encuentro que fueron tomando el valor de ordenador de su vínculo. Pero fíjese cómo lo digo: tomaron valor de ordenador, no que le dieron ellos valor de ordenador, sino que los hechos se les impusieron.

Ojos ciegos bien abiertos

¿Los hijos pueden ser un ordenador?

—Sí, pueden unir mucho a una pareja, o pueden también desunirla. De la misma manera, las profesiones o las creencias religiosas e ideológicas pueden tener esa misma función. Y ni qué decir, el principal convidado, para bien o para mal, en las relaciones de amor, que es el goce erótico, el goce sexual. Así como hay un dicho que dice que "en la cancha se ven los pingos", uno podría decir que en la cama se ven los amantes, ¿no?

Bueno, está claro que uno no puede ordenar el amor, sino que el amor lo ordena a uno. ¿Uno es una hoja en la tormenta cuando se enamora?

—Efectivamente, uno es hoja en la tormenta. Lo cual no impide que uno esté siempre buscando cómo lograr que esa hoja esté protegida de la tormenta y llegue a buen puerto. Cerrar los ojos no sirve para nada. Me viene ahora a la mente la frase de Los Redondos, que me parece maravillosa: "Te amo con mis ojos ciegos bien abiertos". Cerrar los ojos, insisto, no sirve para nada. Pero abrirlos bien no impide estar ciego. Porque ahí reaparece la misma cuestión: los seres humanos no podemos dejar de creer que vamos a lograr ordenar nuestra vida. Y está bien, en definitiva, que lo creamos, porque eso da un sustento para establecer las relaciones y llevarlas adelante. Pero en medio de nuestras creencias se meten el azar, la disparidad, el desencuentro. Se meten todos esos ingredientes que hacen que las acciones del ser humano finalmente se muestren como puras ilusiones. Pero cuando digo esto no soy descalificativo ni peyorativo, porque hay ilusiones que no se cumplen y otras muchas que sí se cumplen.

Veamos las que sí se cumplen. ¿Se acuerda de aquel libro de Vinicius de Moraes, Para vivir un gran amor? ¿Qué necesita uno para vivir un gran amor?

—Lo primero es animarse a correr el riesgo. Lo que yo observo en el consultorio, como una de las grandes barreras para el amor, es el temor de la mayoría de los humanos a correr el riesgo de la pérdida. Toda relación de amor presupone que alguno de los dos va a perder al otro. El otro puede morir o dejar de querernos. No hay ningún amor que no tenga en el horizonte la pérdida. Y hay que animarse a tolerar esa posibilidad. Mucha gente, porque no se anima a perder, vive perdiendo. Quiero decir: dan por perdido el amor antes de haberlo vivido. Eso es mucho más relevante, numéricamente, de lo que se supone. Inclusive, hay mucha gente a la que usted ve en pareja, casados o no, y sabe que ya no se aman. Uno los escucha hablar y se da cuenta de que no se animan a disolver su pareja y a armar otra nueva porque ya han dado por perdido el amor. Y han dado por perdido el amor, paradojalmente, para no perderlo. Cuando la realidad es que lo han perdido. Parece un juego de palabras pero es la realidad.

Hay un texto canónico sobre el amor, El banquete, de Platón. Allí los hombres discurren sobre el amor, pero cuando Sócrates decide preguntarle a alguien por el tema, elige a una mujer, Diótima.

¿Las mujeres saben más que los hombres sobre el amor?

—Las mujeres hablan más que los hombres sobre el amor y saben más que los hombres. Estoy convencido. Los hombres somos muy ignorantes en el terreno del amor. Ya que trae a los griegos, podemos recordar el mito del pastor Dafnis: las mujeres le enseñaron las labores de pastoreo junto con el goce erótico. Por otro lado, ¿quiénes crían a los niños y transmiten conductas afectivas? Básicamente, las madres. El amor se aprende de las mujeres, no se aprende de la realidad. El saber lo tienen las mujeres, aunque creo que es un saber inconsciente. Ellas mismas no saben lo que saben, pero sí lo saben en su hacer. Y el hombre va a buscar en ellas. Después, el hombre alardea, en un rasgo muy típico suyo. Pero nombró El banquete y no puedo dejar de mencionar que Lacan le dedicó un seminario íntegro. Usó la pareja de Aquiles y Patroclo para mostrar el tipo de intercambio que se da en el amor: cómo de objeto se puede pasar a ser sujeto. Aquiles era el objeto de Patroclo. Cuando Patroclo muere, Aquiles llora sobre su tumba. En ese punto, Patroclo pasa a ser el objeto y Aquiles el sujeto. La situación se invierte y Lacan llama a ese proceso la metáfora del amor.

¿El ejemplo sobre el que Lacan estudia el amor es el amor homosexual?

—Es que El banquete narra básicamente un encuentro de hombres, que incluye grandes amores homosexuales. Pero es cierto también que Lacan podría haber trabajado con cualquier otro material. En verdad, Lacan se burla un poco de la homosexualidad. No de la homosexualidad en sí, sino de la creencia habitual de las sociedades de discriminar entre homosexualidad o heterosexualidad. El plantea las cosas como identificación a la parte femenina o a la parte masculina de las modalidades de sexuación, cosa que es absolutamente comprobable. Cuando uno analiza a los homosexuales, en general capta que, cuando forman parejas que se estabilizan y se ordenan en relación al amor y no sólo al goce erótico sexual, lo hacen sobre la base de identificarse cada uno a alguna de las dos funciones (masculina y femenina).

Es muy curioso: es como si el amor fuera un relato sistematizado, que trasciende el tipo de pareja dentro de la que ocurre.

—Bueno, ahora le voy a citar yo a Roland Barthes. El dice que "como el relato, el amor es una historia que se cumple, en el sentido sagrado: es un programa que debe ser recorrido". Y esa historia incluye, no importa dentro de qué pareja ocurra, la etapa empedrada del enamoramiento y la definitiva del amor ("infinito en tanto dure", decía Vinicius), cuando uno ya ha aprendido a soportar la carencia en el otro y en sí mismo. La relación empieza entonces a ser más pacífica, más sólida y más generosa.


Tomado de la red :  " PARA VIVIR UN GRAN AMOR HAY QUE ANIMARSE A CORRER RIESGOS. Por : SERGIO RODRIGUEZ, PSICOANALISTA



" Hojas en la tormenta. Cuando el flechazo ocurre, hay más posibilidades de desencuentro que de unión, quizás porque el enamoramiento no tolera ninguna racionalidad y porque se necesita un coraje a toda prueba para aceptar que el amor tiene en su horizonte siempre la pérdida del otro."

 Buen domingo para mis lectores ... muchos diria yo ..... y contando.  Gracias ¡¡

Rebeca.

domingo, 13 de agosto de 2017

LA BELLEZA DE ENVEJECER.





Fin de semana de quietud, y que mejor para ello que ver películas.  Soy una cineasta entusiasta y muy buena observadora y como les comenté en otra ocasión, me gustan las pelis en las que no tenga que pensar mucho, solo sentir, a veces llorar, otras reír, pero por sobre todo, me gustan las que tengan un buen argumento, ya sea histórico, ficción, o romance (esas me encantan) y cuando llevan buenas frases y diálogos profundos…ahhh con esas me quedo.  Esta que les voy a comentar lleva un poco de ficción y un poco de romance.

EL SECRETO DE ADALINE-(The age of Adaline )……. o la que yo llamaría:  La belleza de envejecer.

Adaline Bowman está casada con uno de los ingenieros que construyeron el Golden Gate. Fruto de su matrimonio es su hija Flemming. Tras un trágico accidente durante la construcción del famoso puente quedará viuda. Una noche regresando a casa en coche comienza a nevar y tendrá un accidente. Como consecuencia a la edad de 29 años milagrosamente dejará de envejecer. Eso la llevará una vida marcada por la huida constante y alejada de todo aquél que pudiera revelar su secreto. Pero todo cambiará cuando conozca a un carismático filántropo llamado Ellis Jones, que despertará en ella de nuevo la pasión por vivir y el amor.

El gran acierto de los guionistas de “El secreto de Adaline” es dotarle de esa pátina entrañable de magia que funciona muy bien, y sobre todo, facilita al espectador a entrar en la dinámica de esta historia que roza los límites de la ciencia-ficción. De esta manera, la inmortalidad y la casualidad se convierten en los dos elementos indispensables que hace avanzar el drama de esta mujer inmune al paso del tiempo. Por eso se hace imprescindible la figura del narrador omnisciente, de voz encantadora, no tanto porque cumpla la función de guiar al espectador, sino por darle ese aroma de cuento de hadas a esta narración protagonizada por una mujer que vivirá más de cien años y experimentará todo tipo de experiencias. Por su parte, el compositor Rob Simonsen entiende a la perfección los requisitos y nos regala una banda sonora que subraya perfectamente las emociones, sin caer en la sobre escritura. 

El último gran acierto de Lee Toland Krieger ha sido la elección del reparto. Ha rodeado a Blake Lively de grandes estrellas como Harrison Ford, Ellen Burstyn, Kathy Baker o al actor holandés Michiel Huisman, que lleva con suma dignidad el rol de galán. Este pondrá contra las cuerdas a Adaline, revelando uno de los aspectos más importantes de “El secreto de Adaline”: lo importante que es envejecer. De ahí que cobre un especial sentido su título en inglés “The age of Adaline”, que podríamos traducir como “La edad de Adaline”. Con esto no quiero decir que la traducción al castellano no sea cierta, que lo es, porque ella esconde un hecho que no puede compartir y que marca su vida y la de todos los que la rodean. Para finalizar sólo puedo decir que “El secreto de Adaline” es una historia muy bien contada, que posee todos los ingredientes para que el espectador pueda disfrutar con suma facilidad de este viaje por la azarosa vida afectiva de Adaline Bowman.

Les dejo algunas frases :

-¿No echas de menos tener a alguien a quien amar?
-No puedo amar a un hombre si no puedo envejecer con él. En mi caso el amor es sólo sufrimiento

-No sé casi nada de ti
-Es mejor así
-No, no lo es

-¿Cómo es posible? Todos estos años... has vivido pero no has disfrutado de la vida
-No sé cómo...

-Dime algo a lo que pueda aferrarme y no desaparezca
-Déjalo ser….

Que la disfruten tanto como yo.

Rebeca.




sábado, 12 de agosto de 2017

VOY A DARME UN " BREAK"





En este agitado mundo de hoy, resulta bastante fácil dar prioridad primero a los demás y a nuestras obligaciones del día a día. La mayoría de personas, debido a sus ocupaciones o empleos, sus familias y alguna que otra actividad “extracurricular” llega a pensar que no tienen tiempo para sí mismos. Incluso, existen algunos casos en los que puede llegar a aparecer un “sentimiento de culpa” en aquellos que dedican algo de tiempo a sí mismos.

Sin embargo, cuando nos dedicamos tiempo a nosotros mismos, obtenemos claridad, pensamos de una manera diferente a cuando los estímulos del entorno afectan la comunicación interna; y por lo regular no discutimos, argumentamos ni negociamos, pues la mayor parte del tiempo comprendemos nuestra propia manera de pensar.

Sentirse bien con uno mismo es algo indispensable para ser feliz y disfrutar de la vida al máximo.

Nos ayudará a sentirnos mejor con los que nos rodean y a contagiarles nuestro bienestar. A través de pequeñas acciones, podemos conseguir grandes logros que nos permitirán desarrollarnos de forma positiva
En este artículo hemos recopilado algunas ideas para dedicarte ti mismo ,aprendiendo a apreciar y buscar los placeres de la vida que nos hacen sentir bien.

1. El equilibrio emocional
¿Te sientes a menudo al borde de un ataque de nervios? ¿Sientes a veces que no puedes con todo, que no eres capaz de afrontar todo lo que tienes por delante? ¿Sientes tristeza, vacío, desesperación? Para sentirse bien a todos los niveles es necesario saber manejar adecuadamente las emociones ¿cómo manejar esas emociones intensas cuando parecen surgir por sí solas y apoderarse completamente de ti?
Controla lo que piensas y podrás controlar lo que sientes
Muchas veces, esas emociones tan intensas y desagradables que sientes se deben a que no estás pensando correctamente, sino que estás usando un pensamiento exagerado, ilógico, o estás basándote en ideas falsas y sacando conclusiones precipitadas, sin pruebas que las avalen. Por ejemplo, una persona puede pensar: “Lo ha hecho para hacerme daño” (y, como consecuencia, sentir ira), pero tras indagar un poco descubre que no es así, de manera que se siente algo molesta, pero no furiosa. De este modo, ha logrado sentirse mejor al usar un pensamiento más realista. Por tanto, aprende a usar un pensamiento racional y lógico, y estarás aprendiendo a controlar tus emociones y tu vida.

2. Las relaciones
Mantener relaciones sanas, tanto a nivel personal como laboral, es fundamental para poder llevar una vida equilibrada. Si en tu vida existen relaciones que te están generando un alto nivel de estrés, es el momento de analizar la situación planteándote preguntas como:
•Cuál es el origen del problema?
•¿Necesito aprender habilidades sociales para relacionarme mejor?
•¿Qué parte es culpa mía y qué parte es culpa de la otra persona?
•¿Necesito sacar a esta persona de mi vida y acabar con esta relación? ¿Es una relación destructiva?
•¿Necesito ayuda o asesoramiento profesional para aprender a manejar esta situación y salvar la relación?
•¿Necesito relacionarme con otro tipo de personas?
Tómate un tiempo para pensar en todo esto y tal vez descubras información importante que te ayude a tomar decisiones que estabas posponiendo.

3. Organiza tu vida
Si tienes muchas cosas que hacer, trata de organizarte cada mañana para librarte de esa sensación de agobio y estrés  y tener un mayor control sobre tu vida. Haz una tabla de horarios si es necesario o utiliza una agenda.

4. Toma las riendas de tu vida
No dejes que la vida o las demás personas te arrastren como una marioneta. Tú eres el arquitecto y constructor de tu vida. Incluso aunque estés atado por circunstancias difíciles, toma tus decisiones, piensa hacia dónde quieres que se dirija tu vida y en los pasos que debes ir dando para, poco a poco y con perseverancia, llegar a ese destino.

5. Mantente en contacto contigo mismo
No pierdas contacto contigo mismo, con tu cuerpo y con tus necesidades emocionales o de otro tipo: descasa cuando necesites descansar, cuídate si tienes una enfermedad, pasa tiempo con amigos o con tu familia, pasa tiempo contigo mismo, practica actividades que te resulten agradables, busca tiempo para realizar aquello que deseas hacer, platéate metas y sueños que alcanzar para mantener la ilusión viva y, sobre todo, sigue creciendo.

6. Ejercicio y alimentación
Y por supuesto, no olvides hacer ejercicio y una alimentación sana, variada y equilibrada para darle a tu cuerpo (y a tu mente) todos los nutrientes que necesita para funcionar a su mejor nivel.

7. Realiza actividades para ti  mismo.
Dedícate tiempo para ti  mismo, por lo menos una vez a la semana, piensa en que te gustaría hacer para relajarte y estar feliz, y ¡hazlo! Sentirse bien con uno mismo es fundamental para estarlo con los demás. Probar algo nuevo como la pedicura con peces no vendría mal!

Vivimos en un mundo exigente y lleno de compromisos, que muchas veces hace olvidarnos de nuestras propias necesidades y de sacar tiempo suficiente para nosotros mismos. En cambio, justamente eso es lo que tenemos que hacer, ya uno de los aspectos más importantes en la vida actual tiene que ver con la forma en la que nos relacionamos con darnos un tiempo para realizar las cosas que realmente nos gustan, o simplemente para descansar y reflexionar. En la medida en que nos demos más tiempo para nosotros mismos conseguiremos mayor equilibrio con todo lo demás y esto podemos llevarlo hasta cualquiera de los planteamientos que nos hacemos.