"El pasado nos define, y tenemos motivos para
esforzarnos en huir de él o de lo malo que haya ocurrido, pero solo
conseguiremos dejarlo atrás aportando cosas positivas" (Wendell Berry)
Puede sonar demasiado sincero y vacío, pero me
gustan las películas en las que no tengo que pensar. No es que las “profundas”
sean malas, a veces hasta me sorprenden, pero prefiero las comedias románticas,
esas que me hacen reír y suspirar; o las historias de amor con las que puedo
sufrir un poco más que de costumbre. Una vez vi una película de esas que no
permiten distracciones: Eternal Sunshine of the Spotless Mind. Además de ser
muy loca (no tengo nada en contra de las cosas locas, normalmente son las
mejores cosas de la vida), tuve que poner mi cerebro a sudar. Y contrario a lo
que esperaba, terminó gustándome.
Lo que me
dejó esta película, aparte del cansancio mental, fue la esperanza de que algún
día pudiera ser posible eso de borrar nuestra memoria. Tal vez resulte un poco
sinvergüenza querer algo así.
Después de todo, deberíamos tener la fortaleza
para evitar que los recuerdos desagradables nos atormenten. Pero nadie puede
negar el éxito rotundo que esto tendría en el mercado de los despechados. Esa
parte de la población pagaría, con los ojos cerrados, por este servicio.
Y es
que, en cuestión de minutos, cualquiera pudiera “arrancar” de su cabeza un amor
imposible, o uno de esos que traicionan sin piedad.
Aunque ciertamente esto nos facilitaría la vida,
afortunadamente, no existe. Y es que recordar situaciones positivas resulta
beneficioso para nuestra salud. En este sentido, al borrar nuestros recuerdos,
estaríamos cometiendo un grave error: eliminaríamos una herramienta efectiva
que podríamos aprovechar a nuestro favor.
Sabemos que traer a la mente un buen
recuerdo, permite que reaparezcan aquellas sensaciones que vivimos cuando nos
ocurrió la situación. Pero según una investigación de la Universidad de Rutgers
en Estados Unidos, esto además combate la depresión y reduce los niveles de
estrés en las personas.
El estudio, en el que se utilizaron resonancias
magnéticas, arrojó resultados sorprendentes. Al parecer, rememorar un recuerdo
hermoso y agradable activa el sistema de recompensa del cerebro con la misma
intensidad como si estuviera ocurriendo el suceso en la realidad.
Cuando las
personas recordaban una experiencia grata, sus cerebros segregaban dopamina, un
neurotransmisor asociado con la sensación del placer, que además nos da
felicidad. Según los investigadores, esto podría ser magnífico para tratar los
problemas de depresión y darnos ánimo para vivir el presente.
Y para terminar una frase que me gusta mucho y que viene en algo al tema:
"El pasado nos define, y tenemos motivos para
esforzarnos en huir de él o de lo malo que haya ocurrido, pero solo
conseguiremos dejarlo atrás aportando cosas positivas" (Wendell Berry)
...... y quizas si tan solo recordamos lo bonito.
Rebeca.
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