Siempre quise escribir sobre éste tema. Aquí vamos.
La complejidad de las relaciones y la soledad en un tiempo en el que las máquinas están cada vez más humanizadas, plantea un futuro cercano donde aparece un sistema operativo que promete "satisfacer todas las necesidades del usuario".
El aislamiento obligatorio al que hemos sido sometidos por una pandemia, nos ha llevado a tiempos de hiperconexión.
Los traumas y la complejidad de nuestros tiempos nos han llevado a una casi obligada soledad, aunque muchos se aferraron a la primera rama que paso en el aguacero y se juntaron con el primero, para sentirse menos solos.
Para muchos, en los sistemas operativos encontraron la solución a su triste vida y entablaron relaciones a distancia, muy parecida a las reales, quizás mejores. Aparentemente.
A veces se nos acusa de no saber manejar los sentimientos y vemos lo fácil que es a veces relacionarse con una máquina, o alguien detrás de una máquina que acomodadamente muestra solo lo bueno, lo ideal, lo perfecto.
Somos parte de un mundo futurista en donde la mayoría de las relaciones están rotas y recurrimos a las relaciones virtuales porque no somos capaces de resolver nuestras dificultades, ni manifestar abiertamente nuestros sentimientos, y en las relaciones virtuales se plasma un ideal inexistente.
Poco a poco nos vamos convirtiendo en personas solas, aisladas del mundo, incapaces de crear vínculos reales con otros.
Vemos a una persona que no afronta sus problemas, ni sus emociones y que encuentra en una relación virtual, en una persona detrás de la máquina, una forma de proyectar lo que espera o necesita de otra persona.
Al final, sus sentimientos hacia la relación virtual, se producen porque se lleva a cabo, como en el amor, un proceso de idealización del otro. Este “enamoramiento” también resulta frustrado al final ya que todos aspiramos a evolucionar, como ocurre en la vida real con las personas.
Entonces tenemos la oportunidad de reflexionar sobre la capacidad que tiene la tecnología para aislarnos. Un hecho que surge como consecuencia de no relacionarnos con el otro cara a cara.
Las personas acceden a un sistema operativo, el cual pueden configurar a su gusto. Este hecho provoca el aislamiento del mundo real.
Algunas personas, tienen una amplia capacidad de recrear esta atmósfera llena de melancolía, la cual posiblemente surge a través de las imágenes que ellas mismas crean en su cabeza. Gracias a ellas consiguen trasladarlas a un "escenario emocional".
Sin esta atmósfera, las acciones y palabras, carecerían de sentido.
Planteamos un futuro cercano donde aparece un sistema operativo que promete "satisfacer todas las necesidades del usuario".
¿El alma del futuro?
En las relaciones virtuales, Conforme pasan tiempo juntos y se van conociendo, la relación se estrecha y se crea un vínculo entre ambos.
Enamorarse es como una forma de locura socialmente aceptable.
De la ¿amistad? comienza a brotar algo que parece una relación sentimental. Se ríen juntos, necesitan hablarse, escucharse antes de dormir, sentir la compañía del otro. De manera natural, involuntaria, se ha encontrado lo que buscabas, alguien con quien compartir la vida. Y surgen las inseguridades, los miedos, los problemas... El más grave: No se conocen en persona, solo Superficialmente, solo una voz en su móvil, como una aplicación más.
"Siempre has querido estar con alguien sin tener que enfrentarte a nada real, y te alegras de haber encontrado a ese alguien".
"Nada real". Ciertamente, la relación no parece real cuando se la compara con la habitual entre dos seres humanos --a menos que vivan distanciados, lo que suele enfriar la relación hasta destruirla, entonces se establece un vínculo con una inteligencia artificial. Al fin y al cabo nos relacionamos con máquinas y robots diariamente. La perspectiva es diferente: "¿No es vuestra relación real?".
Una vez que se ha conseguido conectar hay que mantener viva esa conexión. Atender a las necesidades del otro sin descuidar las propias, y cuidar lo que se ha construido en común. Ahí reside el verdadero problema, Y pronto, ambos sienten la curiosidad y el deseo de sentirse carnalmente, y comunicarse sexualmente y a imaginación funciona hasta cierto punto, y paro de contar.
Cómo nos relacionamos y qué papel puede jugar la tecnología en ese campo --¿nos distancia o somos nosotros los que nos distanciamos?
Para pensar.
Un abrazo.
Rebeca.