domingo, 26 de agosto de 2018

LA BONDAD: Amabilidad, ternura, compasión.

                               "Bondad, he descubierto, lo es todo en la vida"  —Isaac Bashevis Singer

 

La tradición norteamericana de dar discursos en las ceremonias de graduación ha dado origen a verdadera joyas llenas de sabiduría. Quizás el más conocido es el de Steve Jobs en Stanford. Sin embargo, son muchos más.
En la Universidad de Siracusa (2013), el escritor George Saunders dió un discurso cuyo tema central fue la bondad. El discurso fue luego publicado por varios medios y de inmediato se hizo viral.

Aquí os dejo un extracto:
"Bien, una cosa útil que puedes pedir a  una persona mayor, además de dinero; o de decirle que haga uno de esos viejos bailes de su época, para que ustedes  puedan verlos y burlarse de ellos; es preguntar: "Mirando hacia atrás ¿de qué te arrepientes?" Y ellos te lo dirán. A veces, como ya sabes, te lo dirán aún sin pedírselo. Otras, incluso cuando has solicitado específicamente que no te lo digan, ellos lo dirán. Entonces: ¿De qué me arrepiento?... ¿De ser pobre de vez en cuando? En realidad no. ¿De realizar trabajos terribles, como ser ‘extractor de pezuñas en un matadero’? (ni siquiera pregunten lo que eso requiere) No, no me arrepiento de eso. ¿Lamento la humillación que de vez en cuando sufrí?... No. Ni siquiera eso lamento.
Aquí está algo de lo que me arrepiento:
En séptimo grado, una chica nueva se unió a nuestra clase. En aras de la confidencialidad, su nombre en este discurso será "Ellen". Ellen era pequeña y tímida. Llevaba esas gafas azules de ojo de gato que, en esa época, sólo usaban las ancianas. Cuando estaba nerviosa, que era casi siempre, tenía la costumbre de meterse un mechón de pelo en la boca y masticarlo.
Así que ella vino a nuestra escuela, a nuestro vecindario, y principalmente fue ignorada, aunque en ocasiones, también fue objeto de burlas ('¿sabe bien el pelo?' y ese tipo de cosas). Pude ver que esto le dolía. Todavía recuerdo la forma en que se veía después de un insulto: los ojos bajos y el estómago hundido como si hubiera recibido una patada. Había sido recordada cual era su lugar en el mundo. Ella intentaba en lo posible desaparecer. Después de un tiempo, con el mechón de pelo todavía en la boca, ella se distanció. Me imaginaba como en su casa, después de la escuela, su madre le diría: "¿Qué tal tu día, cariño?" y ella respondería “ah, estuvo bien” "¿Hiciste algunos amigos?" y ella "claro, un montón.
A veces la vi jugando sola en el patio enfrente de su casa, como si tuviera miedo de dejarlo.
Y entonces, se mudaron. Eso fue todo. Ninguna tragedia, ninguna novatada muy dramática.
Un día ella estaba ahí, al día siguiente, ya no estaba.
Fin de la historia.
Ahora, ¿por qué me arrepiento de eso? ¿Por qué cuarenta y dos años más tarde sigo pensando en ello? En comparación con la mayoría de los otros niños, yo fui realmente amable con ella. Nunca le dije una palabra poco cortez. De hecho, a veces incluso, débilmente, la defendí.
Pero aún me molesta.
He aquí algo que sé que es verdad, aunque un poco cursi, y no sé muy bien qué hacer al respecto:
De lo que más me arrepiento en mi vida son de las faltas de bondad.
De esos momentos en que otro ser humano estaba allí, delante mío, sufriendo, y yo respondí… con sensatez. Tímidamente. Levemente.
O, miremos desde el otro lado del telescopio, en tu vida ¿quién  recuerdas con más cariño, con los sentimientos más innegables de calidez?
Apuesto que aquellos que fueron más amables contigo.
Es un poco simplista, quizás, y sin duda, difícil de aplicar. Pero yo diría que, deberías, como una meta en la vida (así no lo harás muy mal): tratar de ser más amable.
Resulta que la bondad es fuerte. Ella da origen a todos los arco iris y a todos los cachorritos, y se expande para incluir... bueno, a todo lo demás."

Es un extracto de su discurso que me ha llamado poderosamente la atención.

Cuánta falta nos hace practicar la bondad.  Yo pienso que la base de un cerebro sano, es la bondad y lo podemos entrenar para ello.  Podemos hacerlo, claro que si.

Una mente calma, puede producir bienestar en cualquier tipo de situación.  Las emociones, pueden cambiar la estructura del cerebro en tan solo dos horas.  Y ...si enfocamos nuestras emociones en la amabilidad, la ternura y la compasión?

 Hay una diferencia sustancial entre empatía y compasión. La empatía es la capacidad de sentir lo que sienten los demás. La compasión es un estadio superior, es tener el compromiso y las herramientas para aliviar el sufrimiento.

La amabilidad y la ternura se pueden entrenar a cualquier edad. Los estudios nos dicen que estimulando la ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar emocional y su salud.

Cultivar la amabilidad es mucho más efectivo que centrarse en uno mismo. Son circuitos cerebrales distintos. A mí no me interesa la meditación en sí misma sino cómo acceder a los circuitos neuronales para cambiar tu día a día, y sabemos cómo hacerlo.

Practica la bondad con todas las criaturas de Dios, porque si seguimos lastimando criaturas inocentes, no habrá nunca paz, ni libertad, ni armonia.

Dios esté contigo.

Rebeca.


 

lunes, 20 de agosto de 2018

ADICTOS AL SEXO.

Fin de semana largo y con mucho tiempo para meditar, para reflexionar.  Nada como una tarde fresca en mi ciudad, el ruido de afuera, el silencio adentro.  Aprovecho para ver una película, o mejor dicho, para repetir, ya que la vi hace mucho tiempo, por allá por el 2012, creo,  y que ahora, la veo de una manera diferente, más madura, más consciente. Una pelicula que toca el tema de los sexoadictos.

 Además de que todos nosotros somos seres humanos, ¡también somos seres sexuales! La sexualidad es una parte normal, saludable y natural de quienes somos a través de cada etapa de la vida. Nuestra sexualidad no sólo incluye el comportamiento sexual pero también el género, los cuerpos y cómo funcionan, y nuestros valores, actitudes, crecimientos y sentimientos de la vida, el amor y la gente en nuestras vidas.

 “Soy adicto al sexo”, “No puedo dejar de masturbarme”, son frases dichas por hombres pero no entre sonrisas en un bar, sino en un grupo de autoayuda y con caras de preocupación. Es el comienzo de (Thanks for Sharing, 2012), película que aborda la adicción al sexo pero desde un costado sensiblemente femenino.




Thanks for sharing. Amor sin control ó Gracias por compartir, ( Titulo en español ) narra las desventuras cotidianas de un grupo de adictos al sexo que asisten a una terapia de grupo para vencer esta enfermedad. Dirigidos por Mike (Tim Robbins), un padre de familia que lleva bastantes años “sobrio”, tienen que evitar día tras día las tentaciones de la carne que parecen amenazarles en cada esquina de la ciudad de Nueva York.

  El tema es que la adicción al sexo es tratada como cualquier otra adicción. Y en vez de tratar de canalizar la energía hacia otro lugar menos dañino (solución promovida por psicólogos), los personajes buscan reprimirla de cuajo, haciendo abstinencia o evitando lugares de atracción.

Entre estos compañeros de charlas están Adam (Mark Ruffalo), que lleva 5 años con esta conducta sofocada, pero que ve como su mundo se pone del revés cuando se enamora de Phoebe (Gwyneth Paltrow), una mujer muy ardiente; Neil (Josh Gad), un joven médico que pierde su empleo por no saber contener su ansiedad lujuriosa y Dede (Pink), una alegre peluquera que arrastra un currículum sexual de lo más nutrido desde que acosara a su primo con sólo 5 años.

Los conflictos sentimentales y familiares, así como las alianzas que se establecen entre estos personajes, apoyándose unos en otros para vencer sus momentos de debilidad (incluso recaídas), son la base sobre la que se sostiene un filme en el que predomina un tono amable y divertido, donde queda patente el cariño que el director profesa hacia sus criaturas. Personas de carne y hueso, antítesis de la perfección, cargadas de inseguridades y con serios problemas para llevar una vida ordenada y estable, pero que consiguen llegar al espectador gracias al buen trabajo de todos sus actores, sin excepción. Aun cuando caigan en más de un arquetipo y no pocos lugares comunes.


Estamos ante un filme con encanto, acentuado por el bullicioso paisaje urbano neoyorquino en el que se mueven estos personajes de indudable carisma, al que solo cabría achacarle ciertos problemas de su director para encontrar el tono adecuado de la narración. Blumberg muestra todo el tiempo una clara indecisión entre limitarse a facturar una típica comedia de carácter comercial (aunque salpicada de momentos picantes) o intentar ir un paso más allá a la hora de profundizar (levemente, eso sí) en el lado más sórdido y triste de la problemática de los adictos al sexo.

 Aunque se pueda bromear con el término, la adicción al sexo es un problema psicológico que puede traer graves consecuencias sobre la vida y relaciones sociales de quienes la padecen.

 Por eso, un equipo de psicólogos y psiquiatras de la Universidad de California han formulado una lista de criterios para diagnosticar el llamado `desorden hipersexual' como un tipo más de trastorno de la salud mental.

Algunos de los síntomas que reúnen los adictos al sexo incluyen un patrón repetido de fantasías sexuales y el recurrir a la actividad sexual en respuesta a estados de ánimo desagradables como el estrés o la depresión.  Además, estos individuos no consiguen tener éxito en sus intentos de reducir o frenar su actividad sexual cuando se dan cuenta de que esta es problemática. "Mucha gente usa el sexo de vez en cuando para escapar del estrés, esto es algo normal. El problema es que para estos pacientes se trata de una conducta constante, que se intensifica hasta tal punto que el deseo sexual controla todos los aspectos de sus vidas, y además se sienten impotentes en sus esfuerzos por cambiarla", explica Rory Reid, uno de los autores del trabajo, que se publica en la revista Journal of Sexual Medicine.

La hipersexualidad es un comportamiento que se presenta en hombres y mujeres, que impide el desarrollo normal de su vida, pero también el de su pareja. Identificar este comportamiento no siempre es sencillo, sin embargo existen señales de un adicto al sexo que lo delatan.
 
Y aunque las causas que lo provocan no se conocen, un estudio de la University of Cambridg indica que existen claras diferencias en la actividad cerebral de las personas con comportamientos sexuales compulsivos , muy similares a las de las personas adictas a la droga.
 
Si has notado comportamientos “raros”, pero no estás segura, te presentamos algunas señales que te delatan si estás con una pareja que es adicto al sexo.
 
1. Miente todo el tiempo. Debido a que el adicto guarda un secreto tiene que cubrirlo, por lo que en diversas ocasiones descubrirás que te miente sobre sus actividades diarias, afirma Brian Whitney, autor de “37 Stories About 37 Women and Am I Pleasing You”.
 
2. Se masturba constantemente. Si has notado que tu pareja, pese a tener sexo regular contigo, no se siente satisfecho e incluso se masturba después de hacerlo, es señal de que no puede parar y tiene un problema, indica Karen Langebeck, consultora en terapia emocional.
 
3. No realiza sus actividades. Si tu pareja deja de lado asistir a su trabajo o reuniones sociales con tal de pasar ese tiempo teniendo sexo o viendo películas “xxx”, de acuerdo con Patrick Carnes, experto en adicción al sexo y miembro de la Society for the Advancement of Sexual Health.
 
4. Planea demasiado. Pasa demasiado tiempo planeando las actividades sexuales que tendrán, pero no de una manera tranquila, sino incluso obsesiva, no se le puede escapar ni el más mínimo detalle: fantasías sexuales, juguetes, lugar, tiempo, entre otras.
 
5. Coquetea todo el tiempo. Los adictos siempre están preocupados por conquistar a alguien para conseguir sexo, señala Robert Weiss, trabajador social y fundador de Sexual Recovery Institute. Así que si conversa con chicas de manera “inocente” cuando salen juntos, está cruzando la línea.
 
No hay tratamientos específicos que “curen” la adiccion al sexo, aunque se pueden controlar con terapias cognitivas, grupos especiales de apoyo e incluso fármacos que calmen los impulsos y la ansiedad, afirma Walter Ghedin, sicólogo y sexólogo autor de “Tipos que huyen”.
 
Si estas señales que delatan a un adicto al sexo te son familiares, trata de dialogar con tu pareja para averiguar qué es lo que sucede, que lo reconozca no será fácil, pero por tu bienestar debes estar informada.

 Y para terminar, una frase de la pelicula.  Estás con un adicto?  concéntrate en ti, ve al lado de tu calle y pregúntate porqué estás con él.  Eso ya debe decirte mucho.

Fuente :  La red.

Rebeca.